Oruj, dios milenario del desamor
- Álvaro Ramos Q

- 8 dic
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Actualizado: 17 dic

A Enoc
Se desconocía su existencia hasta febrero de 1990, cuando se descubrió una caverna y, en su fondo, su único santuario, cerca de Veranesi en India. Se calcula que su estrato más antiguo es de unos 2.000 años antes de nuestra era y que estuvieron activos el peregrinaje y los rituales durante dos siglos; luego sus rastros desaparecieron como si hubieran sido sistemáticamente borrados.
Por estar en muy buen estado los recintos, se ha podido establecer cómo eran sus rituales, ofrendas, sacrificios, sacerdocio y sus milagros. Hay muchas tablillas, relieves y frescos con inscripciones.
Los fieles de Oruj le oraban para no encontrarse en la vida con el desamor y la desesperanza, o los que sufrían de las dos. Pero se sabía que el dios no acababa con el sufrimiento de los fieles restituyéndoles los amores perdidos, sino que les otorgaba serenidad y presencia de ánimo para resistir.
Las ofrendas en general consistían en juguetes viejos rotos e inservibles, sonajeros que no sonaban, anillos quebrados y que habían perdido las pedrerías, joyas destruidas a propósito. También se ofrecían flores, pero debían estar secas.
Los sacerdotes y sacerdotisas de Oruj tenían que ser promiscuos, no podían casarse ni tener hijos; si nacía alguno, debían inmolarlo. Sus deberes los mantenían vertiendo líquidos sobre el suelo de tierra apisonada, constantemente.
A Oruj también se le consideraba dios de la desilusión y su estatua lo representa como un hombre muy hermoso con sus ojos vendados, las orejas con tapones, los labios y el ano cocidos. Totalmente desnudo, pero sin rastros de órganos genitales, incluso sin ombligo (sin ningún orificio por donde pudiera entrar o salir el amor). La estatua está perfectamente conservada y solo en cada mano le falta el dedo del corazón, pero los entendidos no se han puesto de acuerdo para establecer si se quebraron o si las manos estuvieron diseñadas así desde el principio.
Dios de los islotes pequeños y de los naufragios, también de los desiertos y de las muertes prematuras o por amor. Sus apariciones súbitas eras portadoras, sin embargo, de rachas de buena suerte económica, casi siempre seguidas de algún dolor emocional o enfriamiento de alguna pasión.
Oruj, dios protector de los filósofos y de la objetividad absoluta, muchas veces relacionado con las ventiscas, las tormentas de nieve y las cumbres heladas y borrascosas. También se le creía portador de amnesia y de los olvidos de los ancianos que hoy conocemos como arterioesclerosis.
Contra lo que pudiera pensarse, su día era el del comienzo de la primavera, período durante el cual era preferible no enamorarse porque estaba condenado a perder ese afecto.
También está escrito que Oruj nació de la diosa Tierra cuando la primera lágrima de amor de un ser humano cayó y la embarazó. Su estatua tiene una corona con veintisiete penes alrededor, que simbolizan que el erotismo es una cosa que está en la cabeza y es múltiple. Los creyentes depositaban a sus pies pequeñas copas y vasos llenos con sus lágrimas, que al evaporarse se decía que el dios las había aceptado y los retribuiría con algún beneficio económico o de salud, pero jamás afectivo.
A pesar de todo, la tristeza no es uno de sus atributos, si no la tranquilidad ante cualquier quebranto. Sorprendentemente, a los pocos meses de haber sido descubierto el santuario del dios del desamor comenzó una peregrinación, no de turistas ni de arqueólogos, sino de adolescentes de todas partes de la India, que han revivido gran parte del culto. Han manifestado: “Es el Dios que faltaba, la humanidad ha tenido dioses de la guerra, del amor, de los bosques, del mar, etc…menos del desamor, que es algo presente desde la aparición del ser humano”.
Estos seguidores actuales del dios Oruj dicen que él también es el dios de la inseminación artificial porque es una concepción sin acto amoroso. Igualmente lo consideran dios de la clonación, las comidas rápidas, los embotellamientos del tránsito, los sueños húmedos, el urbanismo y un sinfín de asuntos.
Ya la ciudad de Nueva Delhi tiene su discoteca de solteros y divorciados que se llama: Oruj Time; mientras que los arqueólogos siguen desenterrando más objetos en sus excavaciones, continúan apareciendo camisetas Oruj, sombreros Oruj, juguetes Oruj, loncheras Oruj en el mercado europeo y, naturalmente, en Brasil y California.

Marzo 23 de 1.996
Álvaro José Ramos Quesedo (Cartagena, marzo de 1.947- Bogotá, octubre de 2.017). Realizó estudios de arquitectura en la Universidad del Atlántico (Barranquilla), donde trabajó como profesor titular por 27 años. Lector voraz, también escritor cotidiano y prolífico, empezó desde la década de los 70 a escribir sobre todo lo que le atraía y cuestionaba en el plano personal, social, literario y artístico. Se unió a las corrientes del arte vanguardista que por esos tiempos surgieron en Barranquilla y Colombia, y fue en espacios como el suplemento literario del Diario del Caribe o en publicaciones underground donde se lanzó a escribir cuentos. Fotógrafo fecundo.
Publicado en Revista Huellas No.55 de 1.999, pp.63-64. Recuperado de: https://tinyurl.com/y2srzntv






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